viernes, 7 de noviembre de 2014

Noticias de nuestro querido misionero Coco
Queridos amigos,
Hace una semana que llegué a Sierra Leona, y desde que estoy aqui ando intentando coger el pulso a este país en la nueva situación que afronta… Por un lado, observando a la gente que está de una manera u otra cerca del ébola; por otro lado, intento comprender cuál es la vida normal de los sierraleoneses, lo que me resulta imposible, imposible querer abarcar esa realidad.
Me limito a trasmitiros sólo unas pequeñas pinceladas de unos días que recogen mucho dolor de personas de carne y hueso como nosotros, pero que viven en este bonito país, castigado una y otra vez. Lo que os cuento me lo han contado los mismos afectados, los vecinos o amigos, o religiosos, enfermeros, los protagonistas de alguna manera. No lo veáis como algo lejano, es real, ocurre hoy en esta olvidada y esquinada África.
Pequeña en Lungi
Cuando llegué a Sierra Leona pasé dos días con los Salesianos de Lungi.  Conocí sus escuelas vacías de niños porque a causa del ébola todas las escuelas del país están cerradas; conocí el programa de alimentación que ya funcionó en su día para asistir a niños pobres y que están poniendo en marcha de nuevo…lo que no conocí es el Interim Care Centre gestionado por los Salesianos. Un centro donde acogen niños remitidos por el gobierno de Sierra Leona, niños que se han recuperado del ébola, niños que han perdido su familia por el ébola y que son rechazados, abandonados a su suerte, niños que necesitan apoyo, que necesitan amor… y en ello están los Salesianos, dando lo uno y lo otro. No me quisieron enseñar el centro, y lo entendí, porque esos niños lo que necesitan es normalidad en sus vidas, no necesitan mucho trasiego, ni de periodistas, ni de políticos, ni de personas que podrán hacer algo por ellos más adelante… No insistí en verlos, mi destino por el momento estaba en Bo.
En 3 días en Bo me topé con varias casas en cuarentena,
Casa en cuarentena
casas en las que ha fallecido gente por el ébola, casas en las que sus familiares han de permanecer 21 días sin moverse, pensando en sus familiares fallecidos, esperando que no lleguen los fatídicos síntomas…También me topé con nuestro vecino Samuel, de 5 años, declarado ya recuperado del ebola, pero que donde estuvo internado no había suficiente comida, o suficientes cuidados, y ahora el bonito Samuel está tan desnutrido que no puede ni caminar. Gracias a Dios ahora Samuel está en buenas manos, en un orfanato de un sacerdote diocesano: St. Mary´s children´s Home.
Orfanato Hogar de los Niños de Santa María

Father Kata y father Deka son dos sacerdotes sierraleoneses que trabajan en Masiaka.
Father Kata
Cuando llegué a su casa no estaban, habían ido a repartir comida a familias afectadas por el ébola, a familias en cuarentena porque alguien había fallecido…entre ellos su catequista y su mujer enfermera y su hijo…Se les veía tocados e impotentes…estaban en paz, pero con algo de miedo en el cuerpo.
En la ciudad de Lunsar conocí a Kadiatu Kargbo, perdió 9 miembros de su familia en casa, uno tras otro. Ella estuvo afectada por el ébola también y se ha recuperado. Kadiatu es estudiante de secundaria y con 17 años ha pasado a ser el miembro mayor de su familia. Acompañé a sister Elisa a verla.  Ella iba a consolarla y a ofrecerle su ayuda. Kadiatu está ausente, en schock,
Sister Elisa y Kadiatu Kargbo
está muy triste… Cristian, un profesor de su colegio, vecino de Kadiatu, estuvo ayudando a todos, unos tras otros, no se enfermó y no dejó su casa, como hicieron el resto de los vecinos, como habría sido normal. El pobre Cristian llamaba a las autoridades para que fueran a buscar los cuerpos sin vida…llegaron a tardar hasta una semana en venir a buscarlos. La casa de Kadiatu está cerrada, nadie se atreve a abrirla…Sentarte a escuchar a Cristian, sister Elisa y Kadiatu es comprender la realidad de miles de personas que están sufriendo en silencio…
Christian y Kadiatu
 Ayer pasé por el hospital de S. John of God (los de San Juan de Dios de toda la vida), en Lunsar también, el mismo donde se infectó el hermano, yo diría padre, Manuel García Viejo. No hay casi actividad, pero la que hay es alucinante. 12 diferentes grupos compuestos de 6 enfermeros cada uno se dedican a ir a las casas que están en cuarentena. Van a chequear la salud de los que están en cuarentena, a darles medicinas si las necesitan, a tomarles la temperatura y a llevarles comida. Hay que verlos, contando unas historias que dan pena.
Enfermeros de San Juan de Dios
Los que están en esas casas en cuarentena, cuando se ponen malos de lo que sea, siguen en el mismo lugar junto con los otros, hasta que se toma una decisión de qué hacer al respecto. Mientras tanto todos los habitantes de la casa se van contagiando, ya sea de gripe o en el peor de los casos de ébola…
A Koinadugu District, cuya capital es Kabala, donde hemos trabajado los dos últimos años, ha llegado el ébola con fuerza en estos momentos. Ayer hubo 15 casos confirmados de ébola, y ya asciende a 36 casos confirmados. Qué pena.
Si bien es cierto que el ébola se está extendiendo por el país aún con mucha virulencia, en algunos otros lugares se está empezando a controlar poco a poco. Se están habilitando diferentes centros con diferentes fines para conseguir parar la enfermedad. Los Médicos sin Fronteras y Cruz Roja están haciendo un trabajo admirable, están en primera línea. Médicos cubanos, ingleses y chinos han llegado al país a trabajar, otras organizaciones hacen lo propio.
Hay esperanza, por supuesto, esto tendrá un fin.
Llegué ayer a Kabala, mi pueblo en Sierra Leona, tras dos días de viaje y unos 25 check points de control de temperatura desde Bo. He venido a buscar la moto para trabajar en Bo, a supervisar cómo quedaron los muebles de la escuela de Thellia, que está al otro lado de la frontera, a 80 kms. de Kabala, a supervisar la pequeña escuela de Kasetinty y a decirle al rey de Wara Wara Bafodea que por lo pronto me voy unos meses a Bo, por esto del ébola…pero que vuelvo.
Esta tarde en Kabala me senté a tomarme un té con Billy Darami, nuestro transportista, y otras personas. Les pregunté cómo afectaba en sus vidas indirectamente el ébola, qué problemática añadida  traía el ébola a Sierra Leona. Mira Coco: el distrito de Koinadugu está cerrado, solo 4 camiones al día pueden salir con mercancía hacia Freetown, las escuelas están cerradas, los alimentos se están encareciendo, todos los proyectos de desarrollo están paralizados, no hay reuniones deportivas, los negocios están limitados, sólo se puede circular con vehículos entre las 9 y las 17,  a partir de las 22 h no puede haber nadie en las calles.
Si ya Sierra Leona sufría, en estos momentos sufre más…
Besos y abrazos,
Coco

Lo que Coco se ha encontrado en Sierra Leona en imágenes
Coco y Kadiatu




































Vecinita de Kadiatu