sábado, 19 de julio de 2014

Artículos extraídos de Religión en Libertad
Orar, perdonar, dar testimonio: Dios rehace la persona
Están separados o fueron abandonados, pero siguen respetando su matrimonio: la pastoral de Palermo

Actualizado 17 julio 2014
Aciprensa
Están separados o fueron abandonados, pero siguen respetando su matrimonio: la pastoral de Palermo
Aunque un cónyuge esté incumpliendo sus votos, el otro los puede cumplir con voluntad, oración -mejor en grupo- y renovando su compromiso matrimonial... sólo la muerte separa

Con la aprobación del Obispo italiano Salvatore Di Cristina, desde hace once años, 
la Pastoral Familiar de la Diócesis de Palermo (Italia), trabaja para asistir espiritualmente
 a personas divorciadas o separadas que eligieron dar testimonio de su fidelidad al 
Sacramento del Matrimonio, 
una elección diferente a la de los separados que conviven con otras parejas, 
o las personas divorciadas vueltas a casar.

La pastoral se desarrolla en el “Centro Santa María de Caná”, del que forma parte 
Maria Pia Campanella, una mujer que contrajo matrimonio hace 45 años y que desde 
hace 24, vive separada y sin pareja,como prueba de su fidelidad a Dios.

“Mi testimonio, junto a la de otras personas separadas, da a la pastoral un horizonte 
más amplio sobre el Matrimonio y su indisolubilidad”, afirmó Campanella 
en declaraciones a ACI Prensa.

El grupo se reúne durante todo el año para orar y profundizar sobre la misión 
del Matrimonio como servicio a la santidad del cónyuge y de los hijos, así como 
la edificación de la Iglesia.

Las temáticas de profundización sobre la vocación matrimonial se basan en las 
Sagradas Escrituras y en el Magisterio de la Iglesia. Que sostienen que si el 
Sacramento fue celebrado válidamente, la Iglesia tiene el deber de 
ayudar a estos hermanos a mantener la fidelidad a los compromisos 
matrimoniales.

Cada año, los separados y divorciados, recorren un ciclo de tres etapas 
fundamentales que consiste en:

- reconstruir la identidad del hijo de Dios, 
- recorrer el camino del perdón
- hacer revivir la identidad nupcial.

Al finalizar el ciclo los fieles renuevan el compromiso del Sacramento 
según un "Rito de Renovación", redactado por el Padre Pietro Sorci, 
OFM, experto en liturgia de la Pontificia Facultad Teológica San Juan 
Evangelista de Sicilia (Italia).

Esta pastoral fue presentada al Papa Benedicto XVI por Mons. Di Cristina 
en el año 2006, con motivo de la visita ad limina apostolorum de los
 Obispos italianos.

Durante el rito, los fieles divorciados:

- se colocan un lazo blanco como señal del Bautismo,
- rezan el Credo y celebran la Eucarística, 
- leen juntos una oración especial 
- y renuevan su “sí” al Matrimonio. 

Después hacen la oración de los fieles, donde se hace referencia particular 
a los separados, novios y esposos; y por último el sacerdote celebrante 
invoca al Espíritu Santo sobre las personas separadas y divorciadas. 

El rito concluye con la ofrenda de una rosa y flores como símbolo 
del cónyuge y de los hijos, “que se presentan al Señor en virtud del 
ministerio conyugal al que fueron llamados”, recalca Campanella.

El último Rito de Renovación celebrado en el Centro Santa María de Caná 
tuvo lugar el pasado domingo 29 de junio, dentro del marco de un retiro espiritual. 

La Renovación no es otra consagración, sino que es el mismo ‘sí’ 
del día del Matrimonio”, subraya.

“Seguimos el Evangelio y el Magisterio de la Iglesia. Nuestro objetivo es dar 
confort y apoyo a quien se queda solo en la difícil situación familiar, y pedimos 
a la Iglesia la atención para nuestros hijos, cuyo sufrimiento es ignorado. 
En estas situaciones de desesperación,nuestros hijos son víctimas 
inocentes que sufren violencia afectiva, psicológica, moral y 
económica”, afirma.

Campanella asegura que reciben apoyo de todas partes del mundo, y su 
grupo sirve de ayuda para otros fieles separados en el Matrimonio, a quienes 
tratan de informar y de asistir en la situación difícil que viven.

Además Campanella es autora del libro “Il dono di sè” (El don de sí 
mismo), de ediciones Effatà, que constituye un instrumento de apoyo para 
el recorrido de la fidelidad al Sacramento del Matrimonio, y que fue 
presentado en el año 2008 al Papa Benedicto XVI.

Lea también el caso de Francia, en Toulon y Dijon:

La experiencia francesa de Toulon y Dijon
La clave para acoger a los divorciados 
en la Iglesia: oración en grupos y 
paciencia
Los separados no son unos «sin papeles» eclesiales, sino
cristianos que, como todos, pueden dar pasos hacia la santidad.
El padre Louis-Marie Guitton explicó en Toledo cómo funcionan
los grupos que lo facilitan en Francia.
Actualizado 21 enero 2013

Pablo J. Ginés / ReL
El responsable de temas de Familia y Vida en la diócesis francesa de 
Toulon es el padre Louis-Marie Guitton, sobrino del famoso escritor 
Jean Guitton. Es un hombre tranquilo, conciliador, sonriente y que 
tiene una visión evangelizadora a muy largo plazo. Explicó en las 
Jornadas de Pastoral de Toledo el 12 de enero cómo funcionan los 
grupos de oración de separados y divorciados en su diócesis
creados a partir de la experiencia de muchos años en la diócesis francesa 
de Dijon.

Guitton explica la receta que propone para separados y divorciados: "acoger, 
esperar, y distinguir casos y casos".

Todo ello nace de la enseñanza de la Iglesia sobre estas situaciones, explicada 
en el párrafo 84 de la "Familiaris Consortio" de Juan Pablo II, donde se pide 
una acogida específica.

Para Guitton, trabajar con personas en situaciones matrimoniales complicadas 
requiere tener en cuenta que la vida da muchas vueltas y que lo que hoy 
parece irresoluble en la vida de una pareja, en unos años puede 
haber cambiado mucho. Implica tener además una visión mística de la 
vida y confiar en Dios, que llama a la santidad.

No son unos sin-papeles eclesiales
“Estos hermanos no son sin-papeles eclesiales que debemos regularizar, sino 
personas llamadas a la conversión, igual que tú y yo. Y para eso a 
menudo antes han de reconciliarse con Dios, y consigo mismos. Y quizá
 después puedan hacerlo con su cónyuge y sus parientes”.

Para Guitton, esta pastoral requiere paciencia y esperar milagros, es decir, 
una visión sobrenatural. “Los divorciados y separados están llamados a ser
 santos. Dios dará a unos gracias de continencia sexual. 
Y a otros les puede dar gracias de reconciliación con su cónyuge”.

Así funcionan los grupos eficaces
En Toulon y en Dijon han establecido una dinámica para crear grupos 
para separados, divorciados y personas en situaciones matrimoniales 
complicadas.

1. Debe ser un grupo de oración, que empiece con oración y alabanza 
y se centre en alabar al Señor y en orar. Los asistentes acuden a mirar al Señor,
 no a mirar sus problemas.

2. No se pide a la gente que hable en el grupo de sus problemas 
matrimoniales, aunque se pueden desarrollar amistades. Al acabar una sesión,
 la gente que quiera puede ir a tomar un café y abrir su corazón y compartir sus
sentimientos con quien vean adecuado.

3. En la reunión semanal se proclama y medita la Escritura, desde el 
corazón y para que hable al corazón, no como exégesis intelectual

4. Una vez al mes se organiza un encuentro de formación y fraternidad, 
que incluye el pasar juntos una mañana, con charlas de un tema y acabar con una 
comida juntos.Los temas de estas charlas no son un itinerario, porque la gente rara 
vez puede venir a todas. Vienen a ellas los que a través del grupo de oración se están
abriendo a Dios y su voluntad. Puede ser un encuentro que junte varios grupos de 
toda la diócesis.

5. Temas posibles del grupo mensual: cómo orar, cómo ama Dios, la Palabra 
de Dios en mi vida, el perdón y la reconciliación, la importancia de ser padres, 
los niños, cómo encontrar mi lugar en la Iglesia, la sexualidad según Dios, qué 
significa el sacramento del matrimonio… son temas que acaban y empiezan 
en esa sesión, no siguen un itinerario.

Los separados están como los catecúmenos
Guitton recuerda que los divorciados o separados que conviven maritalmente 
con alguien que no es su cónyuge ante la Iglesia no pueden comulgar ni 
confesarse si no hacen firme propósito de abandonar esa convivencia. 

Por eso su situación se parece en parte a la de los catecúmenos, a aquellos aún 
no están bautizados: van a la iglesia pero aún no pueden acercarse a
los sacramentos

Por eso no es absurdo crear liturgias y gestos simbólicos para estos 
divorciados similares a los que la Iglesia destina a los catecúmenos: 
la entrega de la cruz, la de la luz, ceremonias de acogida en la capilla, etc… 
Todo son pasos en espera de llegar a la plena comunión.

En Toulon hay 3 grupos con esta estructura, aunque hubo alguno más antes.
El modelo nació en la diócesis de Dijon, donde un equipo lo aplica desde hace 
unos 20 años con el nombre “Misericordia y Verdad”.

"¿Continencia? ¿Reconciliación?"
La Iglesia anima a los divorciados a vivir la continencia sexual, o bien a intentar 
la reconciliación. Ambas cosas son difíciles y a muchos les parecen imposibles.

¿Continencia? ¿En qué mundo vive este cura?”, pueden decir al 
padre Guitton. 

Pero él responde: “bien, al menos hagamos una cosa: recemos juntos,
 quedemos cada semana, yo me quedo a tu lado, yo te acompaño en tu 
proceso; cuando la gente reza unida,en grupos, las relaciones cambian.
 Yo no tengo una solución para tu caso pero, mientras tanto, vamos a convertirnos
 juntos, a crecer juntos en la fe. En 5 o 6 años, con oración, pueden cambiar las 
cosas, Dios puede dar esa reconciliación, o la continencia, u otra salida”.

Dureza edificante, si incluye acogida
La negación de la comunión a estas personas no sólo tiene un valor pedagógico 
para ellos, sino para todos los cristianos. Y no como castigo, sino como edificación. 

Con el padre Guitton habló en Toledo Serge Maury, un vinatero francés que 
vive medio año en Canadá y que participa en esta pastoral con separados 
(lea aquí su testimonio de conversión). Maury pone dos ejemplos de 
como la firmeza eclesial, cuando es acogedora, puede edificar a todos, 
divorciados o no. 

“Una amiga de París, aunque estaba divorciada y con otra pareja, iba a comulgar
y su cura le daba de comulgar. Mal hecho. Se mudó a otra diócesis, donde 
le negaban la comunión, como pide la Iglesia. Primero se enfadó. Pero 
después pasó el tiempo y creció su fe y explicaba a sus hijos que ahora entiende
mejor la comunión y es muy seria sobre eso”, explicó Maury, que ha vivido 
esa situación muchos años. 

En la fila con los brazos en aspa
Otro ejemplo: “en algunos sitios, ya es bastante frecuente que quien no puede 
comulgar pero quiere acercarse al Señor se levanta, se pone en la fila con los 
brazos cruzados en aspa y el sacerdote en vez de darle la comunión 
le imparte una bendición. ¡Qué vergüenza debió sentir la primera persona 
que hizo eso en una parroquia o comunidad! Que valiente debía ser. ¡Todos los 
ojos fijos en ella, en la fila, pidiendo una bendición pero indigna de comulgar! 
Pero, pasada esta etapa… ¿no significa eso que alguien así entiende muy en 
serio la comunión? ¿No nos edifica a todos eso? Nos hace pensar: 
¿y yo, soy digno de comulgar? Es como un gesto profético. Y dentro de
unos años quizá en las filas haya más gente con brazos cruzados que gente que
comulgue, no necesariamente por temas matrimoniales", profetiza Maury.

Las reglas son buenas, pero no salvan
Guitton lamenta que en Francia, como en España, durante años los curas 
no explicaron las condiciones para comulgar en la misa. Hoy los curas jóvenes 
suelen hacerlo. “Es bueno recordar las reglas, pero las reglas por sí solas no 
convierten a nadie. Es Cristo quien convierte. La regla no debería ser lo 
primero que anunciemos, sino a Cristo. Y ayudarnos con el grupo 
de apoyo”.

Educar los hijos del otro... como San José
Maury explica que en su grupo de oración de separados eran 8 personas. 
"Casi todos queríamos como patrona a María Magdalena, pero al final se 
dedicó el grupo a San José. ¿Por qué? ¡Porque él fue el primer padre 
cristiano que crió a un hijo que no era hijo suyo! Todos los miércoles
 voy al mercado a evangelizar en la calle. A una niña le gustó nuestro icono,
pidió al hombre junto a ella ir a la iglesia, el señor dijo que no podía llevarla a 
la iglesia porque era la hija de su pareja. Le dije: “quizá Dios haga que sea la 
niña que Él quiere que críes y eduques, aunque sea de tu pareja”. Algo de eso
ya lo vemos en la Sagrada Familia. José no dijo: “Jesús es hijo de mi 
pareja", sino que lo crió y lo educó,como Dios le había encargado”.

Volver después de muchos años
Maury insiste en que hay esperanza para los matrimonios rotos. “He visto gente 
rezar durante años y a cónyuges volver a reunirse. Incluso alguno ha vuelto a 
casa con un hijo de otra relación, y es acogido con amor. Conozco señoras que
esperan el retorno del marido sin una sola queja, sin hablar mal ante 
sus hijos, rezando el rosario cada día por su retorno. Hay que vivirlo en fe. Si la 
Iglesia confirma que tu matrimonio no fue nulo, quizá Dios te puede estar 
llamando a una consagración especial”.

Guitton concluye con una idea básica: “la gente en estas situaciones complejas 
debe buscar su conversión y empezar ya a evangelizar y buscar la santidad, 
igual que todos los demás.No podemos esperar a ser perfectos para 
empezar a evangelizar, porque entonces no empezaremos nunca
Todos estamos llamados a transmitir la fe a nuestros hijos, a evangelizar y 
a crecer en la fe”.