En este contexto y como un signo culminante  se vivirá también un momento, no solo inolvidable sino inédito también; la exposición por primera vez de las reliquias que la tradición reconoce como las del apóstol que dio la vida por el Señor. La fe de Pedro, por lo tanto, "confirmará una vez más que la 'puerta' para el encuentro con Cristo está siempre abierta y espera ser cruzada con el mismo entusiasmo y convicción de los primeros creyentes", explica monseñor Rino Fisichella,  presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, en un artículo en el Osservatore Romano.
En 1939, durante el papado de Pío XII, se realizaron unas excavaciones arqueológicas en la cripta de la basílica  dejando al descubierto una necrópolis que data de los siglos II y III. La tradición decía que debajo del baldaquino de Bernini había un cementerio donde había sido enterrado San Pedro, pero aún no existía la certeza.  Pío XII determinó que siguieran excavando y apareció dicha necrópolis.  Una década después, en 1950, una inscripción en griego que decía:  “Pedro está aquí”, llevó al papa a comunicarle al mundo la aparición de la tumba del apostol.

Pero terminada esta investigación en 1952, la profesora Margarita Guarducci, arqueóloga y  experta en epigrafía griega, se encargó de descifrar los grafitos que hay en uno de los muros adyacentes a esa tumba, y hayó la inscripción críptica que dice “Pedro, ruega por los cristianos que estamos sepultados junto a tu cuerpo”. Al excavar, descubrieron un nicho y en su interior unos huesos.
El análisis de estos restos, que  llevó a cabo Venerando Correnti, antropólogo de la Universidad de Palermo, concluyó el estudio de la siguiente forma:  “Los huesos tienen un color rojo provenientes del paño dorado y púrpura en que fue envuelto, también, aparte de tela (púrpura), hay restos de hilos de oro, lo que lleva a pensar que ésta seria una persona venerada, posiblemente los huesos se retiraron de la tumba original para «guardarlos» en el nicho y así quedar protegidos, pues el nicho estaba intacto desde Constantino hasta el hallazgo. Estos huesos encontrados pertenecen a la misma persona, un ser robusto, de sexo varón, con avanzada edad (posiblemente setenta años) y del primer siglo”.  Fue entonces cuando el papa Pablo VI anunció al mundo que se habían descubierto las reliquias de San Pedro.

El Año de la Fe se acerca a su clausura, ya que el domingo 24 de noviembre, el santo padre dará por finalizado este año de gracia para la Iglesia católica. La santa misa de clausura se celebrará en la plaza San Pedro el día 24,  solemnidad de Cristo Rey del Universo, a las 10:30 a.m. Dos eventos importantes aún quedan por celebrar: la jornada de la vida contemplativa, el día 21 de noviembre; y el encuentro de los catecúmenos el día 23.
Hasta el momento se calcula que 8. 086.933 peregrinos han acudido a Roma, en este Año de la Fe, convocado por Benedicto XVI con la Carta apostólica Porta fidei del 11 de octubre de 2011, y que comenzó el 11 de octubre de 2012, 50° aniversario de la apertura del concilio Vaticano II.